En este amargo coctel de sentimientos que me veo obligado a tomar cada día para poder lidiar con el estancamiento que supone este profundo agujero que yo mismo he cavado, siempre resalta el sabor de ingredientes como la soledad, la desesperanza y otros sub-elementos del dolor. Los minutos pasan golpeándome fuertemente con los fracasos que se encargan de llenar la botella una y otra vez con el oscuro y viscoso licor.
Lo que deberían ser reflejos, son ahora recuerdos y sueños muertos, proyectados en el espejo que hace las veces de crítico de mi vida. Con cada sorbo veo mi corazón marchitarse mientras es drenada hasta la última gota de la vida que una vez lo hizo latir, las paredes están llenas de los más oscuros versos de angustia y desesperación, firmados con mi nombre en el lugar donde esta supuesto a ir el nombre de su autor.
Las luces pierden su brillo con cada tic tac del reloj que no deja de acosarme, restregándome en la cara todo el tiempo que he perdido, un sorbo más y todo empieza a girar a mí alrededor o yo giro alrededor de todo, es realmente confuso cuando empiezo a sumergirme en esta fuerte embriaguez sinestesica que embiste con violencia cada uno de mis sentidos hasta que pierdo el conocimiento.
Me despierta una terrible jaqueca que me hace sentir intoxicado de mi mismo, razón por la cual me dirijo rápidamente al baño para tratar de vomitar los patéticos rastros de vida que aún me quedan. En la puerta del baño está el calendario mostrándome que estoy un día más retrasado y al entrar, el espejo se burla porque estoy un día más viejo. Es entonces cuando siento un vacío inmenso en mí interior y veo como la copa se llena una vez más.
KRLOS
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